Es martes y...
Se nos escapa, entre los dedos, la arena de tu tiempo, el brillo que no tuviste y el fuego que se apagó.
2014, hecho trizas en tu despedida y, sin embargo, eterno en tu recuerdo. Un goteo de infinitas viñetas se acumula en tu retina, alternando la rabia y la ilusión, la lágrima y la sonrisa, el desdén y la pasión, como si quisieras huir pero no avanzaras en cada paso. Tan profundo que haces imposible tu definición, tan trivial que abandonas esclavo de tu maldición.
2014, hecho trizas en tu despedida y, sin embargo, eterno en tu recuerdo. Un goteo de infinitas viñetas se acumula en tu retina, alternando la rabia y la ilusión, la lágrima y la sonrisa, el desdén y la pasión, como si quisieras huir pero no avanzaras en cada paso. Tan profundo que haces imposible tu definición, tan trivial que abandonas esclavo de tu maldición.
Año herido y sin doctor, año de mareas blancas. Año de vuelo sin motor, de ilusión en zona franca. Año de color morado, de adiós Borbón, hola Borbón. Año, dicen, renovado, menuda revolución. Año de verjas y bandidos, de duques y duquesas. Año apaleado y malherido, año de presos y sorpresas.
Desespera tu agonía, reverdece tu lamento. Bendita la nueva estrella nacida en el firmamento. Año que se va sin ti, año que empezó contigo. Año en que nadie llenó lo que quedó vacío.
Todavía tienes pendiente una alegría, un ERE definitivo a este gobierno. Mientras, ansiosa, la botella se enfría, la esperanza espera al final del invierno. Año para el recuerdo, año para el olvido. Según el tema tratado, según el daño sufrido.