Es martes y...
Han tenido que pasar 7 años.
A pesar del implacable paso del tiempo, el recuerdo de Nagore sigue escrito, con mayúsculas, en la memoria colectiva. Sin embargo, el silencio de las instituciones públicas dolía, dolía hasta hacer sangrar sus propios ojos, dolía porque no se pueden ocultar las emociones, dolía como duele la injusticia. Ha tenido que llegar a la vieja Iruña "la peor pesadilla" para ver un gesto tan sencillo como repleto de significado. Un abrazo de afecto y empatía.
Vuelven, llenos de alegría y desbordantes de bebida, nuestros sanfermines. Vuelven, puntuales a su cita y esperadas como siempre, las fiestas sin igual. Vuelven, pero no pueden volver con la sangre besando los adoquines. Vuelven, pero no pueden volver con la sombra de la agresión sexual.
Tan fácil de entender que se nos congela el alma. Un no es un no, aquí y en la plaza Syntagma. Tan fácil de entender que nos hierven las venas. Un no es un no, aquí y en las calles de Atenas. Tan fácil de entender, quebremos su mente necia. Un no es un no, aquí y en la gloriosa Grecia.
No es no, únicamente no.
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