Es martes y...
"Tocar una nota equivocada es insignificante. Tocar sin pasión es inexcusable".
Puedo imaginar un paisaje sin color, un espejo sin reflejo, un infierno sin calor. Puedo concebir una eternidad fugaz, un apellido sin nombre, un susurro atronador. Puedo imaginar un minuto sin reloj, un andén sin despedida, un antídoto feroz. Puedo concebir la nada, pero no una vida sin acordes, ni un acorde sin tu voz.
Sinónimo de solidaridad, de abarcar infinitos momentos al cerrar los ojos. Buzón de sensaciones, de tensiones provocadas para alcanzar la calma. Rayo de complicidad, de luz que roza a hermanos de diferente rostro. Baúl de reflexiones, de compases que acarician cada esquina de tu alma.
Se alzan las miradas al frente en un baile sincronizado. Tú marcas la entrada mientras yo sueño a tu lado. Aceleradas pulsaciones palpitan en una sola dirección, en un mismo universo, con un solo corazón. Pendiente de un hilo tan fino que parece estremecerse, pero tan fuerte que acaba por unirlo todo, nota a nota, respiración a respiración. Solo se sonríe al final, pero dura para siempre.
Somos los únicos seres que reordenan sus sentidos. Somos esclavos de una competencia sin memoria. Eduquemos en valores que despierten conmovidos. Emoción y música, asignaturas obligatorias.
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