Es martes y...
Son un gramo de esperanza entre toneladas de espejismos, un haz de luz en el paraíso de las sombras, la respuesta en un universo de dudas. Son casi nada y, sin embargo, lo son todo.
Qué sería de este mundo sin un si bemol conmovedor, que acaricia nuestra piel como quien pasea entre volcanes. Qué sería de mí sin el 'Ojalá' de Silvio redentor, que rescata mi quietud de modernos ritmos charlatanes.
Qué sería de este mundo sin ese puñado de gargantas, las que gritan por aquellos a quienes han robado la voz. Qué sería de mí sin la paz de tu mirada sacrosanta, que me eleva del infierno en busca de un pellizco de calor.
Qué sería de este mundo sin la resistencia convencida, que mantiene abiertos los pulmones que rugen en Lacandona. Qué sería de mí sin el seísmo del cadalso de mi ruina, que planea la huida cuando mi carcelero me traiciona.
Que sería de nosotros sin el foco de unos ojos palpitando a nuestra vera, y a la espera de la primavera nos alumbrará, tan solo, durante la vida entera.
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