Es martes y...
"Ni me dejo forzar, ni me defiendo; darme quiero a entender sin decir nada: entiéndame quien puede; yo me entiendo".
Desde hace mucho tiempo que ni ellos mismos se entienden, tristemente. Apenas humea el recuerdo de la última vez que fueron lo que decían ser, que pudieron lucir el orgullo de sus siglas ante la mirada firme de quienes las mantenían dignas. Fue un partido, fue socialista y fue obrero. Fue.
Ahora, se llaman de centro y besan al monarca. Ahora, salen al encuentro del compañero oligarca. Ahora, son los reformistas, los progres y ciudadanos. Ahora, son especialistas en actos de besamanos. Ahora, son los moderados, los modernos y estilosos. Ahora, son los abogados que amparan a peligrosos.
Si el fundador levantara la cabeza, seguramente, cavaría más hondo, para huir de este país de pandereta y no ver a su rosa tocando fondo. Y si decidiera guerrear contra el desmayo y quitar a los bufones la careta, formaría una marea con su tocayo y se dejaría larga la coleta.
Aprendices de trilero en ideario de estraperlo. Ni comen pienso del pueblo, ni piensan dejar comerlo.
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