Es martes y...
Nueva cita electoral en la vieja Europa y nueva derrota de los que esperaban un cambio de rumbo. Esta vez era Francia la que tenía que elegir, y ha elegido. Macron y Le Pen se verán las caras en la segunda vuelta, mientras dan la espalda a una masa anestesiada.
Y no será porque no había donde elegir. La debacle de los partidos clásicos y la efervescencia de nuevas alternativas ponían encima de la mesa un abanico de posibilidades entre las que resistía algún gramo de decencia. Sin embargo, el recuento ha sido tajante. Los inventores de la guillotina han pasado por el filo buena parte de su pasado de libertad, igualdad y fraternidad. Queda el lema y poco más.
Ahora, en la segunda vuelta, tendrán que posicionarse a favor del ultraliberalismo antipersonas o el nacionalismo xenófobo. Menudo cuadro les ha quedado. O Guatemala o 'guatepeor'. Y, sinceramente, no sé quién es quién.
Vuelve a ganar el fantasma, la sombra oscura del poder. De las urnas sale banca o raza blanca, ¡qué pastel! Mientras la alta esfera ríe, la 'troika' se despelota. Y el pueblo que, desangrado, ha olvidado lo que vota.
"Ni patrie, ni patron. Ni Le Pen, ni Macron".