Es martes y...
"Rebelión en Hamelin, no me seas conformista. Acuérdate de vivir, que no te engañe el flautista".
La trola desvergonzada de nuestros más casposos flautistas hace tiempo que atravesó el umbral de la decencia. Exige cada nota desafinada la más contundente de las respuestas, el más valiente de los alzamientos y la más sutil de las miradas. No cabe ni un segundo de espera en el armario, ni una semifusa de armisticio. No cabe el secreto de sumario ante su burda discordia en el bullicio.
Las medias tintas ante la tiranía nos convierten en cómplices de la impudicia y del mangoneo diario a quemarropa. Es la hora del revuelo comunal, del abrazo entre ratones convencidos. Es la hora de volver a soñar con cortar, desde el sótano, los hilos.
La indefinición del que padece, es el calvario del que lucha. Desempolva de tu imaginario cada canción con capucha.