martes, 7 de octubre de 2014

Otoño mohíno

Es martes y...

Tímido, retraído y sonrojado. Así ha aparecido el otoño en escena. Seguramente, sea una cuestión de vergüenza, abochornado por volver y encontrar el vertedero más congestionado, si cabe, que cuando se fue.

Después del letargo nuevemesino, amanece contrariado. Con la sensación de que tiene bastante más trabajo que hacer caer las hojas de los árboles e inspirar un poema errante. 

Demasiado llanto candoroso, demasiada puerta giratoria. 
Demasiado sueño temeroso que no encuentra escapatoria. 
Demasiada vida sentenciada, demasiado ruido de tambores.
Demasiada tarjeta empachada que no entiende de rubores.

Demasiado lengua viperina jugando a las acrobacias.
Demasiada ley injusta con disfraz de democracia.
Demasiado chasquido de balas, "Demasiado tonto en la corteza".
Demasiada rabia, que compartida, arruinará cualquier tristeza.

Llega con el suelo por fregar y el futuro por escribir, porque no fue el otoño el que quiso llegar, fue el verano el que se quiso ir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario