martes, 15 de diciembre de 2015

El síndrome del avestruz

Es martes y...

"Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente".

En un alarde de concienzuda consciencia de sus propios vicios y virtudes, nuestro querido presidente optó por aplicar la técnica del avestruz y agachar la cabeza para evitar ser visto por los depredadores. Su facilidad de palabra y su locuaz verborrea por todos es admirada y se avecinaba derrumbe.

No obstante y en un inicio, su negativa a acudir al debate entre los cuatro aspirantes principales a presidir el futuro Gobierno era visto como una derrota sin paliativos sin empezar el combate. Sin embargo, según fue transcurriendo la porfía, a más de uno se le empezaron a ver las costuras y los arañazos que cargaban en la mochila. Los nervios hacían aparición y el silencio de Don Mariano ya no aparentaba tan estúpido. Alguno ya estaba perdiendo más que él.

Y ahora, toca votar, llenar con herbicida cada urna. Acabar, de una vez, con la maleza. Poner luz a esta agonía nocturna. Y crear una nueva fortaleza. Somos dueños de nuestro destino, dueños del color de la camisa. Somos dueños de reinar en nuestro reino, libres de vencer con la sonrisa.

No me gusta la gomina que endurece el infinito. No me gusta la moqueta que oculta un jardín de hielo. No me gustan las corbatas porque ahogan nuestro grito. "No vine a ser marginal, yo vine a asaltar los cielos".

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