lunes, 9 de enero de 2017

Sin respuesta

Es martes y...

Me pregunto yo a mí mismo, intentando hallar respuesta. Sin que suene a egocentrismo, ni a endiosada testa.

Me pregunto cómo harán sus majestades para sortear tanto balazo, cómo esquivarán adversidades, alambradas y arañazos. Dónde tallarán esa patera para que no se hunda en la miseria, para no teñir la arena del color febril de sus arterias. Cómo encontrarán la travesía desde Oriente hasta este mundo, un mundo de hipocresía que agoniza moribundo.

Me pregunto cómo harán los responsables para conciliar su triste sueño, cómo ocultan su calambre al ver tantas almas sin dueño. Dónde lograrán la dosis diaria de anestesia emocional, y esa cara extraordinaria para sacudirse el bien y el mal. Cómo vivirán en la Embajada, alejados de su amada patria, una patria avergonzada, pasto de Prozac y de psiquiatra.

Me pregunto cómo hará esa pobre gente para abrir los ojos cada día, cómo, en el umbral de lo indecente, no guarda alcoba la cobardía. Dónde buscarán el calor, con el sol a veinte bajo cero, en un laberinto sin color, en este planeta basurero. Cómo mantendrán la dignidad, cómo esculpen la entereza, cómo, ante una sociedad que escupe por encima de sus cabezas.

Me pregunto yo.

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