Es martes y...
Salgamos todos a la calle, para que a nadie más le obliguen a hacerlo.
15 de junio, es el día señalado para seguir acuchillando la espesa niebla de la humanidad. En un lugar de Leganés, una mujer, víctima de la execrable violencia machista y su hijo de 8 años con parálisis cerebral van a ser desahuciados por no poder pagar el alquiler de su vivienda. No cabe más dolor ni más injusticia en un titular.
Esta madre, ejemplo como tantas de lucha silenciosa, ha chocado de bruces contra un sistema al que, a papo lleno, llaman democracia. Su insistencia y valentía para reunir más de 90.000 firmas para solicitar un alquiler social, el apoyo popular y cierta propaganda mediática pueden hacer de esta tropelía un caso de justicia poética. Sin embargo, y por desgracia, es solo un grano más en este silo a rebosar.
Sistema envenenado que asesina por decreto, vidas resumidas en números estadísticos. La bondad avergonzada se ha refugiado en el gueto, lejos del banquero, del cleptómano y del cínico. La empatía se ha perdido en el candado de su caja B, es un bien preciado propio del resto de especies. El que manda dice que todo funciona bien, mientras nos desahucian y secuestran en los CIEs.
Anestesia general, sal de nuestro cuerpo endurecido y no dejes que sonriamos al fuego de su caldera. Anestesia global, sal de nuestro cerebro sumiso y déjanos romper la coraza de su trinchera.
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