Es martes y...
No sé por qué graniza en los albores del verano más caliente, no sé por qué supuran mares de los ojos a mi alrededor. No sé por qué se encoge el vuelo de estas alas de batida valiente. No sé por qué se me acelera el pulso en este silencio atronador.
No sé por qué ya no corre la tinta como un río desbordante. No sé por qué las rotativas han perdido la letra de tu guión. No sé por qué, la grada, ya no suena con la fuerza rabiosa de antes, con la última parada del ascenso y el gol de la salvación.
Quizá sea porque no encuentran tu brazo solidario cerca, tu desvelo preocupado o tu cuño de justicia social. Quizá sea porque no escuchan el abrir continuo de tu puerta, tu rugido sosegado o tu mano limpia y servicial.
Quizá sea por el recuerdo que duele y a la vez nos hace sonreír. Quizá sea por tu huella que reside en cada piedra de Aibar. Quizá sea por todo, quizá sea por ti. No sé, Pedro, si tú me puedes contestar.
Soy familiar de Pedro, vivo en Argentina,conocí a Pedro hace 17 años cuando viajé a Aibar a conocer mis raíces. Mis abuelos vinieron de alli: Agustín López Berrobi y Florencia Goñi.
ResponderEliminarTu poema es bellísimo.
Gracias
Muchas gracias. Se ha ido un buen hombre.
EliminarGracias, Javier, por verbalizar negro sobre blanco, en medio del vacío pautado, el dolor y los sentimientos de quienes queremos, quisimos y querremos a Pedro
ResponderEliminarMuchas gracias de verdad.
EliminarPrecioso homenaje, desde el corazón. Se ve cuánto le queríais. Aunque no conozco personalmente a vuestro amigo, estoy con vosotros en este momento de dolor.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, era una gran persona.
EliminarMe dejan tus palabras, llorando a lágrima viva, que ha sido tan profunda su huella en el corazón de las personas que tuvimos la suerte de conocerle, que la pena se desborda ante el recuerdo de su cordialidad y su sonrisa eterna. Seguiremos llorando su pérdida... y con tus palabras, le recordaremos por siempre.
ResponderEliminarMuchas gracias Nieves.
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