Ministro de Justicia, no empieza bien el otoño. Has pecado, por exceso, de gallardía castiza. Has sufrido, de tu estirpe, el más tétrico abandono, adentrado en un terreno con arenas movedizas.
Has jugado con juguetes que no te correspondían. Has firmado con la tinta seca de tu vanidad. Has entrado, gateando, por la puerta de salida. Has desencallado el bote absurdo de tu realidad.
Has sido el rostro visible de quienes te han golpeado. Has fundido los grilletes donde escondes tu moral. Has creído en la tibieza de un gobierno envenenado, y te han doblado la espalda por querencia electoral.
Nos inyectan, como excusa, una falta de consenso, mientras siguen imponiendo una mayoría irreal. Han llegado a fin de curso coleccionando suspensos, con el inmenso mosqueo de su voto más leal.
Siguen apostando por un presente de sumisión. Siguen con la serenata del mordisco en el edén. Siguen aplaudiendo cada segundo en prisión del guión de libertad que escribe cada mujer.