martes, 2 de septiembre de 2014

El nuevo curso

Es martes y...

Pudiera ser algo habitual, un ritual ordinario. Pudiera parecer universal, cada cual a su aulario. Pudiera ser, y sin embargo, es un lujo de entreguerras. Cultura y educación, municiones a la hoguera.

El nuevo curso amanece tras la estela del verano y, como siempre, aparece rebosante de reencuentros, historias engrandecidas y lágrimas de cocodrilo. La eterna rutina reverdece entre atascos mentales y lapiceros de colores, amenazando con quedarse para siempre.

Sin embargo, todavía existen demasiados profesores sin pizarra, demasiados niños sin lección, demasiados cuentos sin cigarra, demasiadas hormigas en procesión. Todavía existen demasiados gritos en Ramallah, demasiadas "absurdeces" fronterizas y "quizás fueron las ruinas que dejó detrás, por eso hoy no temen al fuego pero sí a las cenizas".

Cenizas de colegios, cenizas de hospitales. Cenizas al encuentro de lamentos a raudales. Cenizas en los ojos de alumnos sin mochila. Cenizas que reflejan el color de sus pupilas. 

1 comentario:

  1. Vaya por las niñas, niños y jóvenes que no tienen escuela porque la desyruyó la guerra

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