Es martes y...
Cuando se exige un gasto moral y socialmente justo de los impuestos, no se está pidiendo nada menos que respeto por la vida de las personas. El dinero que recauda el Estado, es fruto, directa o indirectamente, del trabajo de cada contribuyente, es decir, de su tiempo, de su vida. Y el esfuerzo vital de cada uno es algo demasiado serio como para jugar con él.
Pues bien, los actuales administradores e inversores de la manteca pública se acaban de convertir en el primer partido político que, como tal, se tiene que sentar en el banquillo justiciero. Han sido imputados por ser partícipes, a título lucrativo, en la trama Gürtel. En resumidas cuentas, que no eran las manzanas las que estaban podridas, era la cesta que las corrompía.
Sin embargo, hoy, en las portadas de los principales periódicos, bueno de los más vendidos, no había ni rastro de la noticia. Supongo que habrá sido un pequeño descuido, un olvido tonto de algo sin importancia. Y es que han estado muy ocupados con los congresos del fin de semana.
Por cierto, unos congresos en los que uno ganó votado por los que él mismo había decidido, y otro asaltó el poder, radicalmente, votado por más de 150.000 personas.
Por las armas, me imagino.
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