Es martes y...
Decía Sócrates que el conocimiento nos hace libres. Siglos después, miles de mentes privilegiadas mediante, y un necesario país de pandereta de por medio, ha aparecido Doña Cristina para llevar la contraria al filosofo griego. Ella no sabía nada, ni se lo podía imaginar. Cualquier día de estos me paso por el notario para ver como ando de palacetes.
Aparte de su profundo desconocimiento, es posible que los apellidos hayan hecho su papel. Sin poner, en ningún momento, en tela de juicio la imparcialidad, el rigor y la excelencia de la justicia española, faltaría más. No vaya a ser que el que acabe en el trullo sea yo. Pero eso, lo del apellido.
La sentencia no sentencia, solamente hace cosquillas. El pecado es la inocencia, que ha pasado de puntillas. La campaña de la Renta, se ha adelantado este año. La infanta ya ha hecho la cuenta, y no ha visto nada extraño. Una vez cerrado el juicio, le ha salido a devolver. Menos mal, porque el perjuicio, nos lo íbamos a comer. Y a Don Iñaki, entre el estudio y su buen comportamiento, en cuatro días lo tenemos luciendo melena al viento. Con su porte, su finura y su traje de postín. Solo es delito ser pobre y no ser Urdangarín.
Perdonad mi fe quebrada. Antisistema me confieso. Yo antes no creía en nada. Ahora, ni siquiera, eso.
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