Es martes y...
No es un martes cualquiera, el sol ha menguado en su color y la luna se ha escondido tras las nubes para suspirar. El silencio rompe esta locura intransitable repleta de amagos y telarañas, mientras acapara palabras que florecen en el lodazal de la vanidad.
Tu recuerdo es la presencia de una sonrisa indeleble, la mirada que limpia las huellas de los cristales, el salvavidas que emerge de donde más cubre, la lumbre incandescente que amanece en los astrales. Beberé del biberón de tus ojos entreabiertos, del libro interminable que caía de tu boca. No habrá día sin manilla que se detenga un momento, ni desaliento fugaz con el disfraz de bicoca.
Ilumina el claroscuro que acaricia el techo de esta cueva, y dime abuelo, tú que estás entre ellas, cuál de todas las estrellas que brillan es la buena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario