Es martes y...
"Rojo, la sangre del valor. Negro, la vieja sociedad. Rojo, un nuevo amanecer. Negro, la noche que se va"
La alianza entre su dictado y nuestro miedo ha llegado a su fin. La guadaña invisible que recorre nuestras calles, y maniata nuestros rostros tras el vertiginoso filo del sobresalto perpetuo, ha firmado su propio réquiem. La luz de la aurora resbala por las ventanas hasta acariciarnos los ojos, nuestros pulmones se han inundado de esperanza y la frente del pueblo camina inexpugnable como cañones de Navarone.
Sin agitación no vendrá a buscarnos la calma, sin preguntas nos aplastará su burdo silencio. Sin ruinas roerán la raíz del alma y elevarán la ronca voz del desprecio. Borremos su sombra cubriendo de nubes el cielo, sonriamos aunque el tiempo amenace temporal, porque esas nieves negras les dejarán de hielo, clavados en el suelo sin consuelo electoral.
La mayor victoria es ver la espalda del que marcha, sus astilladas lanzas en la hoguera en que arderán, el relente en su mirada cubierta de escarcha, la caída del imperio sin efecto bumerán.
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