Es martes y...
"-Y soplarás y soplarás- gritaban todos, -y no se moverá un tabique de esta casa.
-Y soplaré y soplaré- gritaba el lobo, y toda la calle estallaba en carcajadas".
Esta misma semana se ha conocido la noticia de que Bankia ha paralizado la orden de desahucio de una pareja de Pinto. Este matrimonio, ya jubilado, firmó en su día como avalista de su hijo, derivándose de ello todas las consecuencias correspondientes. La usura típica de cualquier entidad bancaria en su ejercicio de usurero. Hasta ahora, nada reseñable.
Pues bien, resulta que ambos dos tienen reconocida una discapacidad del 70% porque no oyen y tienen dificultades para hablar. Pues bien, además, son personas con un escaso grado de alfabetización, lo que les coloca en una situación de vulnerabilidad extrema. No podrán hablar, no podrán oír, no podrán leer, no podrán escribir, eso sí, las cláusulas de la hipoteca las asimilaron a la primera.
Se impondrán la medalla de banqueros responsables. Se lanzarán las flores del respeto y la honradez. Se encargarán de aparecer bonito en los titulares. Sellarán los desperfectos de su oscura desnudez.
No aparecerá en portada la fuerza de un pueblo unido. No destacarán las conquistas de una masa en rebelión. No desangrarán el ánimo de este grito convencido. Nos verán de frente frente a cada orden de ejecución.
Cada paso, es un paso en positivo, un hilo cosiendo heridas que liberan este hálito cautivo.
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