Es martes y...
No podemos mirar hacia otro lado, ni encadenar nuestras pestañas al olvido, no debemos caminar como un rebaño, ni pensar que todo está perdido.
Fueron la bandera del compromiso popular, la ira de los desalmados, el silencio en las noches de lluvia, mientras su pluma gritaba por ellos. Forjaron su presente de color aplastando militares entre versos, sin cultura no cabía amor, ni pupilas al sol entre besos. Nuestra parálisis es su calvario, nuestra rendición su cruz, alcemos la voz de entre las sombras y alumbremos un futuro de luz.
Padre de la luz y de la sombra
Siempre con los ojos bien abiertos
El viento del pueblo ha soplado tu nombre
Miguel Hernández, verso boquiabierto.
Ni la tristeza ni la depresión
De verse lejos de su cuna
Ahogaron la ambición de Juan Ramón
De escribir la historia con su pluma.
El último verso fue exiliado
Un sueño libre huérfano de ti
Nunca resignado a vivir agachado
Machado, de pie hasta el día del fin.
Quisieron enterrarlo en la cuneta
Que su voz se apagara para siempre
Pero su Romancero hizo la peineta
Firmando con un Lorca eternamente.
En cada desesperada canción de amor
Parece que ha inventado la escritura
Se funden en silencio y el dolor
En los versos más tristes de Neruda.
Lo dejo aquí escrito con sello lacrado
Poniendo la semilla en este huerto
Cuento con la suerte de poder expresarlo
Si fuera el 39 ya estaría muerto.