martes, 21 de enero de 2014

Iguales ante la ley

Es martes y...

"María Cristina me quiere gobernar y yo le sigo, le sigo la corriente, porque no quiero que diga la gente que María Cristina me quiere gobernar".

El Fiscal del caso Nóos ha cogido el micrófono y se ha puesto a cantar para despelote del Ministerio de Justicia. El pretendido indulto público, aplaudido por revistas y demás títeres con pluma y Photoshop, todavía retuerce, entre lágrimas de mofa, el sillón de Gallardón. Mientras los cimientos de la corona penden de unas muletas balbuceantes, los más nostálgicos limpian las babas que van dejando a su paso.

Manchar, gratuitamente, el apellido de una familia tan querida por todos sus súbditos, solo puede ser fruto de una conjura judeo-masónica, malditos rojos. Infectar la opinión del pueblo llano con blanqueos y corruptelas, al alcance exclusivo de la comprensión de las élites más elitistas, no puede empañar el extraordinario papel de representación e imagen que la casa real, tan brillantemente, ha ejercido a lo largo de tantos años.

Cómo olvidar su grandiosa aportación a la Marca España en la sabana africana, exterminando esas horribles bestias con colmillos y trompas descomunales. Cómo olvidar su verborrea sinfónica, encarnando al mismísimo Felipe II, mandando callar a ese señor, elegido en esas urnas de cristal, que osaba defender los derechos de los más humildes. Cómo olvidar su férrea defensa de las libertades en esa maravillosa intervención, ante un inesperado golpe de estado que amenazaba con romperlo todo, desde su butaca en Zarzuela. 

Las gracias las guardamos para cuando sean un bonito recuerdo. Sueño cada noche con el mar de los Borbones, donde falte oxígeno y sobren tiburones.

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