viernes, 3 de enero de 2014

Agur Nelson

Es martes y…

Llegó la triste noticia y comenzaron a sacar brillo a los altavoces del halago interesado. Todos querían su minuto de gloria frente al televisor, para mostrar que eran los que más sentían la dura pérdida. Todos firmaban su legado de igualdad y su rechazo a cualquier tipo de discriminación. Por un momento, pensaba que los malos se habían rendido. Qué bonito cuadro y que montón de flores hay en el campo.


Ésos que llenan de palabrería las pantallas son los mismos que deniegan el derecho a una sanidad digna a todas aquellas personas que carecen de esos malditos papeles. Son los mismos que siguen llenando Melilla de cuchillas y alambradas asesinas, como si de una pesadilla se tratara. Espero que os mordáis la lengua la próxima vez que pronunciéis su nombre y el veneno inunde vuestras podridas conciencias. 

Se puede decir más alto, pero no se puede ser más hipócrita. Vuestros discursos de cartón ya prenden en la hoguera del fariseísmo, el humo ha llegado hasta el cielo y Madiba se ha puesto a llorar. 

Con los pies hundidos en el barro y desde una patera de cristal, alzaste la voz, en paro, de los que no pueden gritar. Que la gente de bien te guarde en su memoria. Nos vemos a la vuelta de la esquina, Mandela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario