viernes, 3 de enero de 2014

Esta es una noche de rock & roll

Es martes y...

"La comedia ya ha empezado, ahora sales tú, ¡muere rocanrol!". Así rugían, a dúo, las voces de El Drogas y El Boni, allá por los 80, en alguna oscura bajera de ese barrio conflictivo. Seguramente, no eran conscientes de que estaban creando un monstruo, el monstruo más hermoso que ha pisado un escenario.

Han sido más de 30 años de besos, callejones sin salida y ovejas negras. Ya sabían que jugando en casa, victoria segura, pero también arrasaron en patios de otras cárceles. Sudaron su talento a borbotones en canciones despeinadas, y guardaron el silencio en caracolas, para que su eco volara entre las olas de una noche encadenada. Como decía el maestro Rosendo, prometo estarte agradecido. Nos han hecho gritar cuando ya estábamos afónicos, saltar después de horas con la lengua fuera, llorar en cada frase distraída y sentir pasión por el ruido.

Ahora, el tiempo se detiene, quiere ser eterno por unos segundos, demorar este final sin punto que lo demuestre. Suplica una tregua a este agur que se despide para quedarse. Mientras sus notas sigan jugando en los altavoces de algún coche, se despiden para quedarse. Mientras cada himno revolotee en la garganta de los tenores de ducha, se despiden para quedarse. Mientras sus estribillos consigan acariciar nuestra vaga memoria, se despiden para quedarse. Porque el aire no se puede quemar, ni vuela un punteo desafinado, porque lentejuelas han vuelto a brillar, cada noche, como siempre, demasiado.

"Pon esa música de nuevo, son un montón de recuerdos..."

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